Balón gástrico

Obesidad, un mal de nuestros tiempos con serias consecuencias

La obesidad es un mal de nuestros tiempos que parece no detenerse, pese a todos los esfuerzos médicos y adelantos científicos destinados a combatirla. Los efectos de esta enfermedad provocan gran cantidad de consecuencias que se manifiestan no solo a nivel orgánico, sino también emocional, psicológica y socialmente. El exceso de peso, entonces, es responsable de múltiples dolencias físicas, algunas de las cuales pueden incluso convertirse en una seria amenaza para la vida, afectando, además, la autoestima, la interacción social y la actividad laboral. La obesidad obedece a diversos factores, tales como componentes genéticos, malos hábitos alimentarios y sedentarismo.

Menos calorías y más ejercicio, ¿es siempre suficiente?

Es sabido que el estilo de vida actual contribuye en gran medida a fomentar el desarrollo de la obesidad, convirtiéndose en una de las principales causas de sobrepeso. Las dietas ricas en grasas, azúcares y harinas y la escasa o nula actividad física -características típicas de la mayoría de las sociedades modernas- atentan contra la salud de millones de niños, jóvenes y adultos de todo el mundo. Modificar las pautas alimentarias perjudiciales e incorporar prácticas habituales de ejercicios físicos es la recomendación de los especialistas para luchar contra el exceso de peso. Mediante este combate que debe sostenerse durante toda la vida no siempre se logran los resultados deseados y es en esos casos cuando se hace necesario explorar otras opciones que ayuden a alcanzar el objetivo deseado.

Obesidad mórbida

El índice de masa corporal es un indicador de la relación entre el peso y la talla de una persona, un método muy eficaz que establece mediante una escala los diferentes grados de obesidad. Cuando este valor es mayor a 40 y el paciente presenta un exceso de peso de más de 45 kilogramos aproximadamente, nos encontramos frente a un tipo de obesidad denominada mórbida, situación que pone de manifiesto un peligro para la salud y debe ser solucionada sin demora. Sin embargo, en muchos casos, y debido a factores genéticos u otras circunstancias, los obesos mórbidos no logran bajar de peso, a pesar de realizar grandes esfuerzos por reducir la ingesta de calorías y realizar actividades físicas. Cuando los tratamientos tradicionales fracasan y el bienestar del paciente se encuentra en riesgo, la ciencia ofrece alentadoras alternativas.

Técnicas médicas para tratar la obesidad mórbida

Algunos de los recursos médicos que contribuyen a resolver el problema de la obesidad se basan en técnicas quirúrgicas. La cirugía bariátrica tiene como objetivo reducir el tamaño del estómago mediante diferentes métodos con el fin de disminuir el consumo de alimentos y la absorción de nutrientes, consiguiéndose una significativa pérdida de peso. Sin embargo, y por diferentes motivos, no todos los pacientes pueden someterse a este tipo de intervenciones, ni debe dejar de considerarse que cualquier cirugía presenta ciertos riesgos. El balón intragástrico o balón gástrico es un método no quirúrgico, eficaz y seguro, aplicable al tratamiento de diferentes grados de obesidad mórbida.

¿Qué es el balón gástrico?

El balón intragástrico es un dispositivo flexible de silicona que se coloca en el estómago, ocupando una importante proporción de su volumen normal. De este modo se provoca una pronta sensación de saciedad, reduciendo, por lo tanto, la cantidad de alimento que se consume. Esta impresión de plenitud, además, se conserva por más tiempo, ya que esta esfera flotante disminuye asimismo la velocidad del vaciamiento gástrico.

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El balón es introducido por vía oral, bajo control endoscópico, ingiriendo una pequeña cápsula que lo contiene. Una vez que ha sido ubicado en el estómago, es insuflado con solución salina estéril, logrando un tamaño tal que le permite flotar dentro del órgano que lo alberga y le impide pasar hacia el intestino delgado. El balón permanece en el estómago por un período no mayor a los 6 meses y es retirado por endoscopía mediante un procedimiento inverso al de su colocación. La técnica no requiere de cirugía ni de hospitalización, se realiza bajo sedación anestésica y dura entre 15 y 30 minutos. Luego de que los especialistas realizan los controles pertinentes y comprueban que la práctica ha resultado exitosa -en el lapso aproximado de una hora- el paciente puede retirarse del establecimiento médico sin ningún inconveniente.

¿Quiénes pueden beneficiarse con la implantación de un balón intragástrico?

En general, todas aquellas personas que no logran alcanzar un peso saludable según la consideración de un especialista pueden aspirar a este tratamiento. Sin embargo, es importante aclarar que no se trata de una técnica con fines exclusivamente estéticos y que no está indicada para aquellos pacientes cuyo índice de masa corporal es inferior a 28. Tampoco es una alternativa aconsejable para menores de 18 años ni mayores de 65, aunque cada caso debe ser estudiado por los expertos en la materia, quienes escogerán el método más conveniente para asegurar el bienestar de cada paciente en particular. El balón gástrico se encuentra contraindicado ante la existencia de embarazo, consumo de drogas y alcohol, hernia de hiato y ciertas patologías digestivas susceptibles de empeorar ante la presencia de un cuerpo extraño.

Protocolo alimentario posterior a la aplicación del balón gástrico

Después de la colocación del balón gástrico, el paciente transitará por tres fases dietéticas diferentes. La primera corresponde a la adaptación del nuevo dispositivo implantado, evitando náuseas, vómitos y deshidratación, muy frecuentes durante el transcurso de los días posteriores a la aplicación del balón. En esta etapa se recomienda optar por una alimentación básicamente líquida, aumentando progresivamente la consistencia de los productos que componen la dieta. Paulatinamente, el paciente irá reemplazando los alimentos blandos por sólidos hasta lograr retomar la nutrición habitual. La segunda fase se orienta a una pérdida significativa de peso mediante la incorporación de nuevas pautas dietéticas y la práctica de actividad física regular. Durante la tercera etapa el objetivo consiste en continuar adelgazando y en mantener los hábitos saludables aprendidos a lo largo de la fase anterior. El lapso de duración de cada uno de estos tres períodos depende de cada caso en particular. El equipo médico -integrado por especialistas, nutricionistas y psicólogos- realiza un seguimiento constante del paciente, semanal o quincenalmente. Los chequeos cada uno o dos meses continúan luego de ser retirado el balón gástrico.