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Pruebas diagnósticas: El estudio de coagulación

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Para prevenir la pérdida de sangre del interior de los vasos cuando éstos han sufrido un traumatismo o lesión se activa un mecanismo de defensa del organismo denominado hemostasia que se divide en dos fases: hemostasia primaria, en la que intervienen fundamentalmente las plaquetas que se adhieren a la superficie lesionada y agregan para constituir el «tapón hemostático plaquetar», y hemostasia secundaria o coagulación de la sangre, en la que tras activación de múltiples proteínas del plasma (factores de coagulación) se produce la formación de un coágulo de fibrina que impide la salida de sangre al exterior.

¿Cual es la consecuencia de una alteración de la coagulación?

El principal problema derivado de un defecto en los mecanismos de la coagulación es la hemorragia, que puede localizarse exclusivamente en la piel (púrpura) o a nivel de las mucosas (epistaxis, gingivorragias), músculos, articulaciones (hemartrosis) o, en situaciones extremas, aparecer en el interior de diversos órganos (hígado, riñones, cerebro, etc).

Por el contrario, cuando se produce una excesiva activación del mecanismo de coagulación la consecuencia será la aparición de un trombo que ocluye la luz del vaso y puede producir un infarto (por ejemplo en el corazón).

¿Cómo se estudia?

Las principales pruebas para detectar una hemorragia en la que se sospecha alteración de la coagulación son la determinación de la cifra de plaquetas y la realización de pruebas encaminadas a detectar el tiempo que tarda en formarse el coágulo de sangre en un tubo de ensayo. Entre éstas las más representativas son el tiempo de protrombina y el tiempo de tromboplastina parcial, los cuales se determinan actualmente de forma automatizada. Un alargamiento de estos tiempos indicaría un trastorno en el mecanismo de coagulación que obligaría a profundizar en el estudio de los factores individuales implicados. Dichas pruebas son también útiles para el control del tratamiento con fármacos anticoagulantes.

Para el análisis de una alteración de la coagulación que predisponga a la trombosis se requieren pruebas especiales en laboratorios de referencia en los que se pueda realizar estudio molecular de las proteínas de la coagulación.

¿Qué enfermedades se pueden detectar con un estudio de coagulación?

Diversos problemas hemorrágicos pueden ser diagnosticados mediante la obtención de un detallada historia clínica que recoja los antecedentes personales y familiares de hemorragia y la realización de un estudio de coagulación mediante la determinación de las pruebas señaladas anteriormente.

Sería posible detectar tanto alteraciones congénitas como adquiridas de la coagulación. Entre las primeras destacarían la hemofilia (trastorno hemorrágico por disminución del factor VIII de la coagulación, que se manifiesta en varones y se caracteriza por la presencia de múltiples hemorragias, sobre todo hemartrosis), la enfermedad de von Willebrand (cuadro hemorrágico que puede aparecer tanto en hombres como en mujeres) y diversos defectos congénitos de factores de coagulación. Entre los procesos adquiridos que cursan con alteraciones de la hemostasia y coagulación estarían el descenso de la cifra de plaquetas (trombocitopenia), enfermedades hepáticas (hepatitis, cirrosis), coagulación intravascular diseminada y alteraciones de la coagulación en el contexto de diversos procesos inflamatorios crónicos (uremia, enfermedades autoinmunes, etc).

En algunas situaciones fisiológicas como el embarazo también puede detectarse una alteración moderada de las pruebas de coagulación, pero es infrecuente la aparición de hemorragias.

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