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Obesidad y nuevos tratamientos médicos

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La obesidad y toda la serie de patologías asociadas a ella representan algunas de las principales causas de mortalidad en todo el mundo. A pesar de la importancia del sobrepeso y la obesidad, las opciones que manejan los especialistas siguen siendo limitadas para conseguir un grado adecuado de prevención y éxitos en los tratamientos.

Una de las claves para vencer a la obesidad puede estar en el control de una proteína que es la encargada de decirle al cerebro cuando se tiene hambre. Controlando su función se estaría en condiciones de proporcionar terapias que ayuden a controlar no sólo la obesidad, sino a la diabetes de tipo 2.

Sin embargo, la obesidad, y hasta la más simple alteración del peso corporal, está sometida a un gran conjunto de variables que interactúan entre sí y que ofrecen un panorama complejo cuya comprensión absoluta sigue escapando a los avances médicos.

Hoy por hoy, dos tratamientos se llevan la mayor parte de los éxitos en la lucha contra la obesidad, la regulación natural de la dieta y la cirugía bariátrica para reducción de estómago. Tratamientos que resultan populares y que son fáciles de llevar a la mayoría de los pacientes.

El control de la dieta es algo así como un tratamiento de primera línea, se realiza sobre la base de alterar la composición de los macronutrientes, o, en su caso, la ingesta de calorías de lo que se come. Los especialistas médicos que son críticos con el control de la dieta califican sus resultados de pobres o muy limitados. Las pérdidas de peso por control de la dieta resultan complicadas de mantener en el tiempo. En muchas ocasiones, la psicología de las personas afectadas o sus niveles hormonales, juegan un papel importante en el éxito final de la terapia.

 

Cirugía bariátrica

En cambio, la cirugía bariátrica, aunque resulta más intervencionista y, en cierto modo, más agresiva, también se comporta como un remedio definitivo. Se trata de una intervención quirúrgica que crea un bypass gástrico con el que la persona afectada de obesidad consigue notar una sensación de saciedad que también resulta clave para frenar el sobrepeso.

La cirugía bariátrica se recomienda para obtener pérdidas de peso sostenibles, reduciendo del mismo modo la mortalidad en casos de enfermedades asociadas a la obesidad como la diabetes mellitus de tipo 2. Estudios paralelos efectuados en pacientes tratados con la cirugía bariátrica han demostrado que tras la intervención se desencadenan cambios en las funciones metabólicas que sorprendentemente son independientes de las pérdidas de peso ocasionadas por el bloqueo del bypass gástrico.

En los tratamientos con regulaciones de la dieta, la acción de las hormonas intestinales son una de las principales responsables del fracaso de la dieta, en la cirugía bariátrica no sucede lo mismo. No hay cambios metabólicos que vayan en contra del plan médico de pérdida de peso.

La investigación clínica camina ahora en esta dirección, la comprensión de los mecanismos que permiten controlar las concentraciones de hormonas intestinales para desarrollar nuevos tratamientos contra la obesidad independientemente del uso del bypass gástrico.

Y es que un número apreciable de pacientes no están en condiciones de soportar la cirugía, en algunos casos, porque las mismas patologías de la obesidad son parte del problema. En el horizonte de los tratamientos contra la obesidad de esta línea de investigación está la posibilidad de tratar la diabetes de tipo 2 con más eficacia y sin pasar por el quirófano.

El tracto gastrointestinal es el mayor órgano endocrino del cuerpo productor de hormonas. Es capaz de desarrolar funciones y marcas fisiológicas que ayudan a gestionar el gasto energético y, por extensión, el peso corporal. La hormona cuyo control es el objeto de deseo de los especialistas que luchan contra la obesidad y las patologías asociadas es el péptido YY que actúa sobre el intestino y sobre determinadas funciones clave del cerebro.

Intestino y cerebro

El péptido YY es una hormona que se produce sobre todo en el intestino distal. El papel de esta hormona, que actúa sobre la sensación de apetito, fue confirmada en su día en las funciones endocrinas de ratones de laboratorio a los que se les eliminó artificialmente su capacidad. Los ratones sin péptido YY tuvieron problemas para regular la glucosa en sangre. Estas investigaciones han demostrado que las deficiencias del péptido YY podrían contribuir al desarrollo de la obesidad en humanos.

Sin embargo, el esquema del sistema hormonal asociado a la obesidad no empieza y acaba en el intestino, el papel del cerebro es fundamental. Se sabe también que dos de sus áreas homeostáticas, el hipotálamo y el tronco cerebral que gobiernan funciones fisiológicas básicas,  juegan un papel importante en la regulación del apetito. Algo que también se ha podido constatar en los ratones de laboratorio.

El desarrollo de los tratamientos contra la obesidad deberían por tanto hacer incidencia sobre estas zonas cerebrales. No sólo porque regulan la sensación de hambre, sino porque también lo hacen sobre las acciones de recompensa.

Los investigadores conocen desde hace tiempo que estas zonas del cerebro humano interactúan y se activan cuando se produce el deseo de una recompensa. Los seres humanos, por condiciones del entorno o por consideraciones sociales, solemos comer sin tener apetito.

Normalmente porque recibimos algún tipo de compensación que podemos medir en la escala de las satisfacciones psicológicas. Un hecho que activa esta parte del cerebro y cuyo control podría reducir por partida doble la puesta en marcha de un mecanismo fisiológico que está ahí desde la noche de los tiempos.

Un estudio médico relacionado con la investigación de estas áreas del cerebro y su relación con la obesidad abordó una estrategia que incluyó medicación con péptido YY por vía intravenosa. Las imágenes de resonancia magnética del cerebro posteriores revelaron en los sujetos de la muestra cómo se activaban las regiones del hipotálamo y del tronco cerebral.

Estos descubrimientos ofrecen una perspectiva alentadora. La de que la aplicación de  medicamentos basados en el péptido YY puedan ayudar a regular la sensación de apetito de forma natural y con ella la misma obesidad.

Los tiempos en los que los humanos comíamos para sobrevivir han pasado, ahora la respuesta  del organismo no coincide con nuestras necesidades y nuestro estilo de vida. La obesidad, y todas las patologías derivadas de ella, son el ejemplo de que hemos cambiado por fuera, pero nuestra base biológica sigue instalada en el Cuaternario.

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