A menudo pensamos que nuestra salud estará bien si mantenemos una dieta equilibrada y procuramos hacer un poco de ejercicio diariamente y, sin embargo, a pesar de que estos hábitos sí que serían beneficiosos para nuestra salud, no implicarían que estuviésemos sanos, ya que son muchos más los factores que intervienen en el hecho de que gocemos de buena salud o no. En este sentido, el estrés es uno de los problemas que hoy en día más interviene en la mala salud de millones de personas, y suele ocurrir que quien lo padece apenas es consciente de ello.
Por eso es muy importante permanecer atentos a todas las señales de nuestro cuerpo, ya que el estrés puede camuflarse como otro tipo de afección y que dichas señales estén plenamente relacionadas en realidad con el nerviosismo, la falta de energía y/o la ansiedad que el ritmo frenético del día a día crea en el organismo.
Es cierto que los nervios pueden ser muchas veces beneficiosos para mantenernos activos y con energías para afrontar nuevos retos, pero si esos nervios se pasan de los límites normales aceptables, volviéndose una tónica general a lo largo de las semanas y de los años, estaremos frente a un estrés crónico que en nada puede beneficiar a la salud y que es necesario atajar.
Cómo identificar el estrés a través de los síntomas
A la hora de identificar el estrés en forma de síntomas es importante tener en cuenta que no siempre tienen que darse todos en una misma persona ni de la misma manera, y que pueden estar relacionados tanto con el lado físico de una persona como con su lado más emocional e íntimo. En cualquier caso, de la observación de dichos posibles síntomas dependerá el que podamos identificarlo y atajarlo a tiempo, antes de que el organismo se vea afectado y genere problemas de salud más serios, como la caída del cabello, la tensión arterial, los problemas cardiovasculares y de estómago, posibles eccemas e irritaciones en la piel, asma o depresión.
Síntomas frecuentes relacionados con el estrés
- Sueño muy ligero, ausencia del mismo o, por el contrario, ganas constantes de dormir.
- Irritabilidad, impaciencia o mal humor, sobre todo en relación con las demás personas.
- Escaso o nulo deseo sexual.
- Morderse las uñas o arrancarse el pelo.
- Asumir demasiadas responsabilidades como propias o dar por hecho que se carece por completo de ellas.
- Ausencia o problemas de concentración.
- Sensación permanente de insatisfacción y/o infelicidad.
- Problemas alimenticios, relacionados tanto con comer en exceso como con comer muy poco o casi nada.
- Aislamiento social, sensación frecuente de soledad y tristeza.
- Refugiarse en sustancias tóxicas a diario para aliviar el malestar, el descontento o el cansancio.
Cómo prevenir y combatir el estrés en pocos pasos
Padecer estrés tan solo es, en realidad, una reacción que nuestro cuerpo produce como consecuencia de un sobreesfuerzo o algún tipo de situación que nuestro organismo de repente identifique como algo malo o inconveniente para nosotros, algo así como una amenaza. En respuesta a esos supuestos peligros o situaciones negativas, el sistema nervioso se pone en alerta y nuestras hormonas se disparan acelerándose los ritmos y niveles habituales de tranquilidad y bienestar.
Reconocer cuáles son las cosas que nos alteran, nos enfadan o nos preocupan en demasía, es vital para poder ponerle fin al estrés de manera efectiva.
- Tomar sustancias naturales, como la valeriana, o consultar de forma frecuente a especialistas como el psicólogo o el masajista, puede resultar ser de mucha utilidad en la lucha contra el temido estrés.
- Organizar bien las actividades diarias para que el tiempo no termine echándose encima y siendo causa de los nervios que se arrastren durante todo el día, puede ser una táctica muy buena. Anotar también las cosas que nos han sucedido a lo largo del día, y aquellas que nos han hecho perder los nervios en algún momento determinado, puede resultar ser una terapia muy interesante para reconocer, con el tiempo, lo que nos está angustiando y perjudicando.
- Practicar ejercicio de poco o moderado impacto puede ser algo que no nos requiera demasiado tiempo y que, sin embargo, tenga grandes consecuencias en cuanto al manejo de las situaciones angustiosas, y es que la práctica del ejercicio genera hormonas como la dopamina, la endorfina o la serotonina, responsables directas de la motivación, de la felicidad y del estado de ánimo.
Comer bien y descansar el máximo de horas posibles es algo que no solemos hacer y que repercute de forma directa en el estado de nerviosismo de nuestro cuerpo. Comer de manera equilibrada, con alimentos ricos en vitamina B o en fibras, y alejarnos de sustancias dañinas como el azúcar, la sal, o los estimulantes, favorecerá la calma y el equilibro natural del cuerpo alejándonos de cualquier posible situación de estrés.