Quemadura de horno, la quemadura más frecuente en casa
Sufrir una quemadura puede ser mucho más fácil de lo que pensamos, ya que son muchas las actividades que realizamos cotidianamente que podrían llevarnos a sufrir una, como por ejemplo el hecho de cocinar con aceite caliente o con un horno, o incluso el acto de tomar el sol. Es por ello por lo que resulta fundamental el conocer cuáles son los pasos que se deberían seguir en caso de sufrir una quemadura, siempre y cuando ésta sea leve y no requiera de intervención médica especializada.
Es importante saber que la mayoría de las quemaduras de tipo leve pueden ser tratadas y curadas en nuestra propia casa siguiendo una serie de consejos y pasos básicos, pero hay que tener en cuenta que dichas heridas leves nunca deberán pasar de los 5 centímetros de diámetro, ya que en el caso de que la herida supere dicha medida, se consideraría de carácter moderado o grave y requeriría de atención médica inmediata. Por eso debemos observar con detenimiento y, en dichos casos, acudir al especialista para que sea él, y nadie más, quien determine si se trata de una herida importante o no, si se ha producido infección, qué tipo de medicación puede ser necesaria para su tratamiento y posterior eliminación…etc.
Cómo determinar si una quemadura es de carácter leve o grave
- Quemaduras leves. Son aquellas consideradas como quemaduras de primer y de segundo grado. Las heridas producidas por una quemadura de primer y de segundo grado, nunca pueden llegar a sobrepasar la cifra de los 5 centímetros de diámetro.
- Primer grado: las quemaduras denominadas de “primer grado” solo afectan a la capa superior externa de la piel. Se caracterizan por el enrojecimiento de la epidermis y por una ligera hinchazón, producida en ocasiones, que puede cursar con dolor.
- Segundo grado: las quemaduras denominadas de “segundo grado” afectan a la capa superior externa de la piel, la epidermis, pero también a la capa que va debajo llamada dermis. Se caracterizan por los mismos síntomas que las quemaduras de primer grado (hinchazón, enrojecimiento…) pero pueden derivar también en otras consecuencias algo más complejas, como son las ampollas.
- Quemaduras graves. Son aquellas consideradas como quemaduras de tercer grado, lo que significa que la quemadura ha llegado a dañar más allá de la epidermis y de la dermis, llegando hasta las zonas más profundas de nuestros tejidos. Este tipo de quemaduras más graves pueden proceder de episodios como los accidentes de tráfico o los incendios, y precisan de atención médica inmediata. Las características de una quemadura grave o de tercer grado van más allá de las anteriores, pudiendo derivar en shocks o incluso en la muerte, y por ello no podemos hacernos cargo de su curación nosotros mismos.
Cómo tratar una quemadura de carácter leve en casa
- Evalúa con detenimiento la profundidad de tu herida.
- Pon la quemadura bajo el grifo durante un rato con agua fría.
- No utilices nunca hielo para enfriar la quemadura.
- Sigue calmando posteriormente la quemadura con un paño frío o húmedo.
- Pasado un rato y más calmada la piel, procura lavarla despacio con agua y jabón.
- La vaselina o el aloe vera pueden ser también buenos calmantes para la piel.
- No utilices nunca aceites o lociones con perfumes o antibióticos.
- Protege la quemadura con una gasa estéril que no se adhiera ni pegue a la piel.
- Cambia dicha gasa o apósito un mínimo de una vez al día.
- No presiones la gasa ni apliques materiales que puedan dejar fibras en el tejido afectado para evitar posibles infecciones.
- Si se han creado ampollas, no las toques ni trates de reventar.
- Si conforme la quemadura va sanando se crea sensación de picor, no rasques nunca la zona.
- Si la quemadura produce mucho dolor pueden tomarse analgésicos para aliviarlo.
- Evita el sol siempre en la zona afectada.
- Acude al médico si persiste durante bastante el tiempo el dolor o si la quemadura parece infectarse a pesar de los cuidados.
Llevar una serie de cuidados sencillos y específicos puede ser vital para que la quemadura curse con buen ritmo y no se produzcan infecciones o cicatrices posteriores. Debemos tener en cuenta, en cualquier caso, que una quemadura leve puede tardar también semanas en desaparecer, por lo que la constancia y la paciencia serán muy importantes en el proceso de curación de la quemadura.
Del mismo modo será importante también el observar que la quemadura no empeore o, en el caso de que sea un niño o anciano el que la sufra, acudir de igual forma al médico para que valore su situación y no procurar aliviar el dolor, por supuesto, con analgésicos sin supervisión médica. No olvidemos que la infancia y la tercera edad son los grupos de población con más riesgo de cara a este tipo de situaciones relacionadas con la salud, ya que sus sistemas inmunitarios pueden no ser tan fuertes como para luchar en determinados casos de accidentes, afecciones e infecciones.