La obesidad es una de las epidemias más extendidas de nuestro tiempo y un mal que no logra resolverse, a pesar de los notables avances médicos, científicos y tecnológicos de las últimas décadas. Sabemos que el exceso de peso es causante de numerosas enfermedades y consecuencias de todo tipo, incluyendo problemas emocionales, sociales y hasta de inserción laboral. Se trata de una condición generada por múltiples factores y es por eso que, por lo general, resulta necesario apelar a un abordaje multidisciplinario para lidiar con ella. Según nos resumen desde esta clínica especialista en el tratamiento mediante cirugía y médico de la obesidad, los condicionantes genéticos, los malos hábitos alimentarios, el sedentarismo, el estrés y las situaciones de impacto psicológico, por sí mismas o combinadas, son algunas de las causas más frecuentes de la obesidad.
Existen circunstancias específicas en la vida tales como un divorcio, la enfermedad de un familiar o la pérdida del empleo, que se presentan como elementos agentes de la acumulación de kilos indeseados. Esto responde a la vinculación emocional que las personas propensas a engordar suelen establecer con la comida.
Por otra parte, las mismas eventualidades que hacen adelgazar a algunos, llevan a engordar a aquellos que presentan históricamente esta tendencia. Inconscientemente se trata de manejar la ansiedad comiendo, debido a la gratificación inmediata, aunque efímera, que provocan ciertos alimentos. Entonces, ¿cómo puede evitarse quedar atrapado en este círculo que parece no lograr evadirse? A continuación, ofrecemos algunos consejos que resultarán de gran utilidad.
Identificar motivos
Muchas veces se desconocen los motivos por los cuales se gana peso, así como la razón de esa ansiedad que provoca necesidad de comer, generalmente ciertos alimentos específicos, como dulces e hidratos de carbono, constantemente. Es importante identificar la situación emocional por la que se está atravesando para lograr realizar un análisis consciente de ella, solicitando ayuda profesional de ser necesario. Distinguir el problema, trabajando para aceptarlo y resolverlo de la mejor manera es la primera medida tendiente a disminuir los niveles de ansiedad.
Entender la dinámica de los procesos
Así como resulta imprescindible conocer el “qué”, también es fundamental entender “cuándo” y “cómo”. Aprender a aceptar los tiempos que demandan los cambios de hábitos y la asimilación de nuevas herramientas destinadas a combatir el sobrepeso es de gran importancia. No es posible pretender desterrar malas costumbres alimentarias de un día para el otro, ni someterse a una dieta de hambre para perder los kilos de más en una semana. Todo proceso necesita de tiempo y perseverancia y sobre la marcha es frecuente experimentar recaídas. Establecer metas y exigencias inalcanzables solo terminará empeorando la situación. Lo valioso es ir obteniendo pequeños logros cotidianos, reforzando así la voluntad y diluyendo la ansiedad.
Evitar dietas milagrosas y establecer objetivos realistas
Las dietas relámpago, milagrosas y restrictivas terminan boicoteando el propósito al cual dicen servir. Un régimen alimentario basado en las prohibiciones y el desbalance nutricional puede ofrecer resultados en el corto plazo, y a costa de la salud, pero siempre funciona, a la larga, como un alivio esporádico y como fuente de mayor sobrepeso futuro. Estas “soluciones” a la obesidad no logran sostenerse en el tiempo, dañan el organismo, provocan atracones, debido a las constantes restricciones que proponen, y generan un efecto rebote por el cual finalmente se recupera igual o más peso que el que ayudan a perder. Una dieta equilibrada compuesta por todos los nutrientes requeridos por el organismo, repartida en 5 ó 6 ingestas diarias y que contemple la inclusión de algunos dulces y colaciones bajos en calorías es el mejor recurso para combatir el sobrepeso de manera saludable, progresiva y calma.
Revalorizar el desayuno
Por mucho que se defienda la importancia del desayuno, parece que esta regla de oro, aplicable a todas las personas y esencial si se desea adelgazar, no es valorada como merece. Se trata de una comida fundamental para proveer energía luego de varias horas de ayuno y primordial para evitar la ansiedad hasta la siguiente ingesta. El hábito se crea repitiendo la acción que se desea incorporar. Aquellos que no acostumbran a desayunar por falta de tiempo, de organización, o simplemente porque dicen no sentir apetito durante la mañana temprano, pueden comenzar a incluir esta rutina diariamente hasta familiarizarse con ella.
Otros consejos muy recomendables los constituyen la práctica de ejercicio físico y de actividades de relajación, la atención y disposición para dedicarle a cada comida, sin distraerse simultáneamente con otra ocupación y la costumbre de ingerir los alimentos lentamente, masticando repetidas veces antes de tragar son algunas otras recomendaciones que contribuyen a bajar exitosamente de peso, combatiendo la ansiedad.